Lo último que vi,
demarcando el horizonte,
dos árboles plateados.
La tierra envenenada
el paraje insólito
de un desierto oscuro,
bajo un cielo desganado
la guitarra araña el aire.
Tu memoria frágil
de cría de pájaro
el tiempo nos deshace
sin grandes alardes.
Dos árboles plateados
antes de la noche
abonados al frío,
la tristeza dominical
de un pueblo solitario.
Rasgueo de serpientes,
amamos el pecado más
que a nosotros mismos,
fuimos los cuervos
de nuestro afecto,
esperamos el final
para tragar los desperdicios.
Campo de piedras,
descampado gris
tregua de estaciones,
los escorpiones se acercan
con su látigo de muerte,
ahora el tiempo claudica.
Lo último que vi,
demarcando el horizonte,
dos árboles plateados.
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