viernes, 30 de enero de 2009
La casa de valparaíso based on the album carried to dust, calexico
conchas, algas, cartas,
la isla negra es la casa de un sueño,
llámame cuando enloquezcas,
cuando se confundan tus sentidos,
nos perderemos en Valparaíso.
Es como volver a la infancia,
el viejo marinero que nos honra
con las sienes rebosando historias,
su aliento de mar y la pipa de niebla,
el mundo gira hacia el sur, las olas lamen,
tu luna en la ventana, la luz que nombra;
verde, azul, negro, madre-perla,
cada mar es el matiz de un sueño,
hay hombres que aman el tiempo
como una fuente de añoranza.
Nos pondremos boinas, fumaremos,
hierba, espuma, troncos, aire,
es como entrar en un vientre,
esperar el deslumbramiento,
sincronizar el pulmón marino,
como una ballena grande,
abandonar nuestro aliento
y el vaivén oficinista.
Llámame cuando te confundas,
cuando tus medias no se correspondan,
llámame entonces, para reservar un lugar,
en la casa de Valparaíso.
inspiración for calexico
He intentado olvidarte
ahora que estoy cambiado
me recuerdas mis pasos
torpes tropiezos de hombre.
En ti lo reconozco,
soy un gran alarde falso
más allá de tus reflejos
jamás sabré hallarme.
La mujer de sueños gordos
como embarazo de luna
no desea que le cuente
que me mecen tus brazos.
Llegará mi abandono
lo único que me libre,
si no soy nada nuevo
será que no te escucho.
He intentado olvidarte
porque el norte lo demanda
me recuerdas mis pasos
el camino hacia tu nombre.
miércoles, 28 de enero de 2009
falling from sleeves for calexico
recojo las sobras
que caen de tus mangas,
soy un rastrero,
odio la mirada subjetiva,
me niego a creer
que mi yo más audaz
no habita en tus bailes.
¿Añoras lo bello?
siento el pigmento rojo
que dejó tu dolor
en la faz de los cuadros,
soy un rastrero,
odio la mirada subjetiva,
los grandes maestros
vivieron para emocionarnos.
¿Añoras lo bello?
escucha esta canción,
será nuestro naufragio,
con cada acorde mayor
celebro que existes,
soy un rastrero,
odio la mirada subjetiva,
copos de nieve
caen de tus mangas.
domingo, 25 de enero de 2009
victor jara's hands for calexico
Ya no tengo miedo
vuestra decrepitud me hizo amar mi canto
derrumbaréis mi sueño y el puente de mis manos
como un perro entraré solo en la noche solitaria
pero America sabrá que entré cantando.
Ya no tengo miedo
flores rojas alumbran el desierto de Atacama
motearéis el paraje urbano con agencias y negocios
haréis de mi morada una operación inmobiliaria
yo haré de mis piernas mi última almohada.
sábado, 24 de enero de 2009
Contention city for calexico
Es como una cuerda,
una hebra nos acerca
un encaje nos distancia;
damos lugar al embalaje.
mejor la contención,
un suspiro hacia dentro
Diminutos saltos
casilla negra, casilla blanca
lo que nos une
es todo lo que nos falta
mejor la contención,
un suspiro hacia dentro.
Como un juego de figurillas,
miembros y bases rotas,
extrañamente adjuntos
por un buen negocio,
mejor la contención
un suspiro hacia dentro.
Manos rasgadas,
en las trenzas de las formas,
he de volver a nacer,
para llegar a ti
mejor la contención
un suspiro hacia dentro.
Ciudad de la contención,
hipérbole del enclaustro
he donado mi palabra
al vacío de tus entrañas,
mejor la contención
un suspiro hacia dentro.
sarabande in pencil form for calexico
Todo está oscuro
toma mi mano
para el último compás.
Humildes propósitos
jóvenes silencios
ya no nos pertenecen.
La carne viste el tiempo
pasaremos nuestros genes
en canciones y versos.
Antes de la huida,
deja que te informe
viví para impactarte.
Todo está oscuro
toma mi mano
para el último compás.
man made lake for calexico
Doy vueltas alrededor de un lago
que no es un lago, me llamas
con tus manos que ya no son
tus manos, me siento compuesto,
configurado por vagos recuerdos
que no son mis recuerdos sino
sueños de un ser que fue hombre
cuando yacía entre tus brazos
que ya no son tus brazos, sino
anclas de un hombre, espurio
de amante que duerme cercano
a tu pecho que no es tu pecho
sino falsa almohada de otro
que no es otro mas que vaho
que espiran las noches sin ti,
la voz ronca que me recuerda
que una vez pronuncié tu nombre
que ya no es nombre sino hueco,
un pozo negro y hondo que ahoga
mis pensamientos que ya no son
mis pensamientos sino una niebla,
una nube que conquista el lago
que no es un lago sino tiempo
un tiempo lento y gordo que simula
con disfraz de estancamiento
la última voluntad de nuestro río.
viernes, 23 de enero de 2009
two silver trees for calexico
Lo último que vi,
demarcando el horizonte,
dos árboles plateados.
La tierra envenenada
el paraje insólito
de un desierto oscuro,
bajo un cielo desganado
la guitarra araña el aire.
Tu memoria frágil
de cría de pájaro
el tiempo nos deshace
sin grandes alardes.
Dos árboles plateados
antes de la noche
abonados al frío,
la tristeza dominical
de un pueblo solitario.
Rasgueo de serpientes,
amamos el pecado más
que a nosotros mismos,
fuimos los cuervos
de nuestro afecto,
esperamos el final
para tragar los desperdicios.
Campo de piedras,
descampado gris
tregua de estaciones,
los escorpiones se acercan
con su látigo de muerte,
ahora el tiempo claudica.
Lo último que vi,
demarcando el horizonte,
dos árboles plateados.
la frontera
Ni vuestro tiempo, ni vuestro espacio,
yo fundé mi propio palco en la frontera.
Este es mi paraje, una estría de trompetas
y guitarras, un buen lugar para el anuncio;
Los pájaros emigrantes no viajan,
Huyen del este,
trajinados por sus miedos.
Más que nada temí perteneceros,
alzar una bandera en un nombre ajeno,
Tierra, patria, padre, nación, estado,
techos de palabras que aun me ensombrecen,
La identidad es una ficción pactada,
la historia maquinó la forma,
el hombre país huía de la angustia.
Dejadme aquí sentado en la frontera,
inmóvil en este tiempo lento y huero
solo quiero un árbol y mi sombrero,
la única manera de conquistar la sombra.
martes, 20 de enero de 2009
salgamos de españa
Miranda es un pensamiento circular
para Ilaria Barone
My dear one is mine like mirrors are lonely.
W.H Auden
Es un pensamiento circular,
como decir vuelvo,
me encuentro dando vueltas
en una ronda de brujas,
a la izquierda te tengo
a la derecho te pierdo,
brincamos alrededor de un fuego,
es nuestro único espejo,
estamos solos porque nos queremos,
porque no hay lugar para nosotros.
Es un pensamiento circular,
Ferdinando volvió al trabajo,
dejó su espada en la mesa,
cada mañana compra flores,
las deposita en un jarro
sin saber muy bien porque.
Es un pensamiento circular,
cuanto estoy solo
veo en ti una hacienda,
un feudo que me pertenece
sin saber como habitarlo,
hay campos, prados, ríos,
un cerro firme como un trono,
miles de alegres luciérnagas
sincronizadas con tus sentimientos,
(amo a Miranda porque es como una mascara,
la amas cuando te hace desaparecer).
Es un pensamiento circular,
estarás siempre donde añorabas,
en ese lugar del tiempo donde siempre vuelvo,
tú me despertaste con un beso,
dibujaste un círculo,
My dear one is mine like mirrors are lonely
y la alta colina verde yace siempre junto al mar.
sábado, 17 de enero de 2009
ars poetica
A falta de religión
el hombre adopta la poesía.
Nos place el ingenio y sus acertijos
pero la poesía es el sueño del hombre,
no de la palabra.
Al este está el recuerdo, al norte la razón,
el sur contiene instintos y el oeste alimenta los sentidos,
en el eje central de la rosa de los vientos
está tu ausencia desde donde nace el verso.
El hombre que no sabe cantar,
no sabe de poesía,
si hay algo que derruye el poema
es la jactancia de hombre.
El tiempo existe en la creación
como paciencia no como tiempo.
La poesía no existe en corrientes,
el hombre que escribe por tendencia
se condena por ignorancia, al olvido.
Escuchar a un verdadero poeta
es cómo acercarse al mar,
la disolución del hombre
es el deber del poeta.
No hay lugar mejor para el verso
que entre el silencio de grandes pensamientos.
La creencia engendró mártires y mitos,
la poesía crea desde el mito
una ficción de hombres expectantes.
martes, 13 de enero de 2009
Ernesto Ragazzoni
L’isola del silenzio
C’era una volta un’isola
arcana, fra le rosse
acque d’un triste oceano
sperduta. Non so piú
sotto a che latitudine
od in che mar si fosse,
ma credo dovesse essere
al sud... certo laggiú...
perché vi si attorceano,
come serpenti, i nodi
delle lïane. E l’agili
palme salienti al ciel,
tessendo ombre lunghissime
pei clivi e sugli approdi,
spargean attorno un balsamo
di resina e di miel.
Tra i cacti e le magnolie
dormiano gli oleandri,
l’agavi protendevano
le braccia agli aloè.
Ma, fra le nozze splendide
dei rami, in quei meandri,
giammai non si vedevano
orme d’umano piè.
Miriadi di mammole,
come occhi di fanciulle,
spiavano tra gli alberi
indarno un passegger.
Perché quell’era l’Isola
del Silenzio e mai sulle
mute sue rive l’àncora
calarono i nocchier.
L’aura appassita, al vespero
cadendo sulle cose
(Oh, che purpureo incendio
di rose era laggiú!)
non risvegliava un murmure;
nell’afa, accidïose,
illanguidivan l’anime
degli echi e le virtú
dei suoni. Il suolo torrido,
(su cui parea premesse
l’incubo inesorabile
d’una maledizion)
non racchiudea che l’alito
dei fiori e le promesse
dei fiori e non un cantico
non una voce, non
un trillo... un grido, un fremito
di vita. Nel metallo
del mar, cadea l’immobile
vampa di strani fior.
E i fiori erano rigidi
petali di corallo,
e il sol parea, tra gli alberi,
come una lama d’or.
Cosí dormono i fulgidi
sogni nel mio pensiero:
Isola del Silenzio,
niuno vi penetrò.
E i balsami vi muoiono
come in quel cimitero
di fior, lungi dagli uomini,
che il mar dimenticò.
L’illa del silenci
Hi havia una vegada una illa
secreta, entre les roges
aigües d’un trist oceà
perduda. No sé pas
sota quina latitud
o en quin mar estaria,
però crec que deu ser
al sud... certament allà baix...
perquè allí s’hi retorcen,
com serps, els nusos
de les lianes. I les àgils
palmes imponents al cel,
teixint ombres llarguíssimes
per les llomes i sobre els molls,
vessen al voltant un bàlsam
de resina i de mel.
Entre els cactus i les magnòlies
dormien els baladres,
les atzavares estenien
els braços cap als àloes.
Però, entre les noces esplèndides
de les branques, enmig d’aquells meandres,
mai més no s’hi van veure
petges de peu humà.
Miríades de violetes,
com els ulls de les noies,
espiaven entre els arbres
en va algun passatger.
Perquè aquella era l’Illa
del Silenci i mai sobre les
seves mudes ribes van
tirar l’àncora els barquers.
L’aura pansida, al vespre
caient sobre les coses
(Oh, quin purpuri incendi
de roses hi havia allà baix!)
no desvetllava un murmuri;
en la xafogor, mandroses,
bé llanguien les ànimes
dels ecos i les virtuts
dels sons. El terra abrusador,
(damunt el qual semblava que es premés
el malson inexorable
d’una maledicció)
no comportava que l’alè
de les flors i les promeses
de les flors i no un càntic,
no pas una veu, no
un trinat... un crit, un estremiment
de vida. En el metall
del mar, queia l’immòbil
flama d’estranyes flors.
I les flors eren rígids
pètals fets de corall,
i el sol semblava, entre els arbres,
com una fulla d’or.
Així dormen els fulgents
somnis en el meu pensament:
oh, Illa del Silenci,
ningú no hi va penetrar.
I els bàlsams hi moren
com en aquell cementiri
de flors, allunyades dels homes,
que la mar va oblidar.
Prólogo
Para entender la poesía de Ernesto Ragazzoni (Orta Novarese, 1870 - Turín, 1920) hay que recordar que, como comenta su sobrino Giovanni Ragazzoni, cuando le dolían los pies, Ragazzoni caminaba por la ciudad en pantuflas y en pantuflas asistía a estrenos teatrales y conferencias universitarias. Profundamente enamorado de la poesía de Poe y otros grandes de la literatura americana, inglesa y francesa, Ragazzoni buscó la excelencia artística de su obra dentro de un marco sarcástico y burlesco que, aun utilizando modelos de la poesía clásica italiana, huía de toda corriente, de todo movimiento literario y cultural de su época. No es de extrañar que estando fuera de los círculos de la «élite artistique» y habiendo sido descrito como un «provocador nato», su figura no entrara en la siempre discutible selección de los «grandes poetas» de la historia literaria. Sin embargo, como demuestra esta selección de algunos de sus versos más característicos, Ragazzoni escribía desde la más lograda, suspicaz, sincera y divertida iluminación.
Hombre culto, alevoso, íntegramente no conformista y bebedor, Ragazzoni muestra su inabarcable apuesta por el individuo libre en poemas como I bevitori di stelle, donde, embriagados de astros, los protagonistas de su fábula poética que bajan al río a beberse el reflejo de las estrellas, vociferan los ideales con los cuales se han llenado la barriga. Es fácil imaginar al propio Ragazzoni en estado de embriaguez haciendo gárgaras con el consumido líquido de estrellas, gritando al mundo que se apaguen las máquinas, el mercado de valores, las mansiones de los burgueses. Ragazzoni era un travieso agitador pero no un bufón, sus poemas están escritos bajo la más cuidada perfección artística. La métrica es inmejorable y su uso de la rima inteligente y consagrado. Sonetos como I viali irrigiditi o Il viaggio d’Isotta muestran su relación de delicado mimo estilístico con las formas. En poemas como Rose sfogliate el poeta fusiona esta comunión con su característico ingenio y un profundo sentimiento grisáceo de nostalgia que acompaña la mayoría de su obra, una sensación evidente incluso en sus textos más burlescos. El poeta muchas veces ríe porque no puede tomar el mundo en serio ni al puñado de ridículos que lo rigen. En 1901, bajo amenaza de despido del periódico
Más aun, lo que más sorprende de este autor es la capacidad de fluctuar, con la misma majestuosa clase y cordura, entre el sarcasmo y la sombra, el excentricismo y la sensatez, el surrealismo y la cruel realidad. Es esta alquimia de técnica, lucidez y burla que fascina al lector y lo revela como un personaje único de la historia reciente italiana. Dentro de la obra ragazzoniana se recoge un abanico amplio de temas y estilos que el autor funde en su gran cazuela de magia poética para producir imágenes y versos imposibles de parangonar. Mago de la exquisitez fónica y lingüística, la rima inusual y el descaro, su vida estuvo marcada por su desparpajo personal y sarcasmo literario, actitud que le llevó a conflictos laborales, como sucedió con su polémico relato de un accidente de tren plasmado en el poema Poesia nostalgica delle locomotive che vogliono andare al pascolo, ovverosia la rivelazione delle oscure cause di tanti disastri ferroviari… Debido a este polémico poema el poeta fue expulsado del
Regazzoni huyó de la apatía y comodidad de la vida burguesa, no ejerció como un escritor excesivamente interesado en el éxito. Prefería la magia, el libertinaje, la diversión y el ocultismo de tal manera que posiblemente no destaparía demasiadas botellas por esta publicación. Sin embargo, conocido o no, la historia complacerá las demandas que él proclamaba. «Cuando muera —decía— no me tratéis como un hombre de éxito cualquiera». Definitivamente no será recordado como un hombre cualquiera y esta selección de algunos de sus poemas más característicos así lo certifican.
Con esta edición bilingüe italiano-catalán, Editorial Ómicron apuesta por dar voz a un autor poco difundido dentro y fuera de Italia y brinda al lector, en primicia, una oportunidad única de degustar el ingenio y la magia de una antología que recoge algunos de los mejores poemas de su recorrido literario desde finales del siglo xix a principios del siglo xx.
martes, 6 de enero de 2009
gibraltar
“¿Qué hora es?” Preguntó el hombre de nariz afilada sentado en el asiento contiguo.
“¿Perdón?”
“La hora..” Insistió el hombre.
“Ah si, perdón, son las ocho de la mañana.” Respondió Mark.
“!Las ocho!” Exclamó exaltado.
La expresión del hombre sorprendió a Mark que quedó paralizado durante unos segundos.
“Perdón señor, ¿se extraña?” preguntó.
“El tiempo es una serpiente silenciosa.” Respondió rotundo.
Mark era de esa clase de hombres que aun soñaba con conocer su futura esposa en un avión, un tren o un autobus. Era de esa clase de hombres que esperaba con emoción a ver quien le tocaba en el asiento adyacente, esa clase de hombres que no pierde la esperanza, que dice, “Esta día es el mio,” hasta que llega una señora mayor de 90 kilos y se sienta a su lado, o un hombre rudo de derechas que se empeña en hablar de política, o un chico joven con tatuajes y piercings que quiere compartir experiencias sobre las drogas sintéticas. Esa noche al salir de Barcelona, Mark comprobaba como una vez más su acompañante no sería una chica joven bella e interesante enamorada de la poesía sino un hombre de unos cincuenta años, vestido con un pantalón de pana desgastado, zapitillas blancas y un olor a meado de gato que no lo dejaría dormir. Un olor que se apoderaría de sus sentidos durante todo el viaje. El hombre había permanecido en silencio, mirando hacia delante, sin cerrar los ojos durante las catorce horas. Ahora el hombre se había girado y intimidaba a Marc con sus ojos redondos y pequeños y su abultada frente.
“Jamás sabremos si es suficiente, poco o demasiado.”
Mark se asustó. Una vez en un bus hacia Francia, un chico australiano de veinte años había sufrido un ataque de esquizofrenia que lo había dejado atemorizado durante días. El chico le había insultado, se había levantado del asiento para gritar y bailar, haciendo que el bus tuviera que parar hasta que llegó la policía. El temor de la experiencia volvió a él con asombrosa claridad.
“Como saber si quizás debiera ser otro el tiempo humano, como saber si quizás deberían ser menos años, o más largas las horas, como saber si hubiese sido mejor acabar antes o esperar un poco más antes del apagón.”
Prosiguió el hombre en un tono serio, pausado pero deshumano.
Mark permanecía en silencio. El hombre lo miraba en los ojos. Quería pedir ayuda, quería desaparecer, se le hacían interminables esos minutos, palideció su rostro.
“Quizás sea mejor el tiempo de los pájaros, quizás sea mejor su tiempo.”
Entonces el hombre se giró nuevamente y se puso a contar.
“3, 9, 7, 84,”
Mark intentó de levantarse pero el hombre sin girarse lo agarró por la muñeca, seguía mirando contando con su mirada pegada en el asiento delantero. El miedo paralizó a Mark. Se acordó de su padre, de sus peleas, de su talante erguido y grueso, su mandíbula amenazante y grande, ojala estuviera ahí su padre, quería soltarse pero sus miembros no respondían, volvió a sentarse..
“No tengo dinero,” Balbuceó temeroso.
El hombre seguía mirando al frente.
“El tiempo presente y el tiempo pasado están presentes en el tiempo futuro y el tiempo futuro también contenido en el tiempo pasado, si todo el tiempo es eternamente presente, todo el tiempo es insalvable.”
La claridad con las que pronunció esas palabras asustó aun más a Mark que no sabía si considerarlo un loco cualquiera. No sabía que hacer, le gustaría haber tenido la energía para soltarse, gritar, pegarle, actuar, pero Mark era un hombre traumatizado por la violencia, durante todo su vida había huido del enfrentamiento, confrontado con ella sus miembros se congelaban, su mente se tornaba blanca, entumecía. El hombre apretaba fuerte su muñeca, aun sin mirarlo, sin atender a su temblor, a su miedo. Mark pensó lo peor, quizás el hombre quisiera matarlo, sodomizarlo, lo venció su imaginación.
“Estuve en el desierto y vi expandirse el tiempo, era como si siempre hubiera estado allí, era volver al principio, a la primera mirada, 3, 4, 9, 33...”
De repente empezó a sonar su teléfono, la primer reacción de Mark, fue un fuerte espaviento. El hombre le soltó la muñeca lentamente. Mark fisgoneaba en sus bolsillos en busca del móvil. No lo encontraba. Al final con sus manos temblorosas consiguió responder.
“Hi Mark, it-s Rebecca,”
“Hola Rebecca,” respondió convulso.
“What-s wrong Mark, are you ok,”
“Si, si, puedes recogerme en la estación de La Linea, please, llego en treinta minutos, o en treinta y cinco, en la estación al lado de la frontera, don-t hang up the phone please, speak to me,”
“¿Mark que pasa? ¨
“Nothing, just go there and speak.”
“Tranquilo, tranquilo, me arreglo y voy.”
“Don-t hang up the phone, please, don-t hang up the phone.”
Mark habló con Rebecca durante el resto del recorrido. Cuando llego a la estación salió disparado del autobús sin mirar atrás. Rebecca estaba fuera, sus nervios y el cansancio no lo dejaron comprobar que la chica que había visto por última vez hacía 15 años se había convertido en una bella y elegante mujer de zapatos de tacón y hermosas prendas de diseñador. Casi sin saludar se precipitó en el coche. Rebecca tenía las manos en el volante. Ella lo miró durante un instante, sus grandes ojos azul-verdes no escondían su nerviosismo, su incomodidad. Se dieron un beso rutinario, de oficina.
“Please take me home, Rebecca please, llévame a casa.”